jueves, 30 de diciembre de 2010

Observatorio Sur: cine para “abrir los ojos y el debate”.



Hace cuatro años, una diseñadora y una periodista armaron un archivo de material audiovisual de diversos países. Las películas, que eligen coinciden en el abordaje de “temas que no circulan”. Organizan ciclos, con debates casi obligados. “Nuestro público no es el que se levanta y se va, como sucede en el cine comercial”, explicó Violeta Burkart Noe.

Por Rocío Ilama
Fotografía gentileza de Observatorio Sur

Movilizadas por imágenes que las seducen y les posibilitan el ingreso a realidades poco contadas, Violeta Burkart Noe y Jorgelina Barrera llevan adelante hace cuatro años el Observatorio Sur, un reservorio de unas 150 historias atesoradas en soporte audiovisual, que ellas acercan a la comunidad. A través del cine independiente, documental, algo de video arte o net art, las expresiones que se hacen su lugar son “temas que no circulan y que exponen la diversidad y complejidad del mundo”, contó Violeta a Agencia NAN. “Pueden ser historias de un pueblo que vive sin agua en el nordeste brasilero o de comunidades originarias. También, relatos hermosos sobre la selva peruana o colombiana. La idea es abrir los ojos y el debate.” En síntesis, el Observatorio es “un archivo –en permanente crecimiento-- y distintos ciclos con temáticas particulares”, por ahora. Entre las apuestas que tienen en mente para 2011, se encuentran la realización de producciones propias y lanzar algún ciclo argentino en el exterior.

“Expresiones y miradas invisibilizadas.” Esto es de lo que se sustenta el archivo y las muestras que ofrece Observatorio Sur, explicó Violeta, una de las hacedoras del proyecto que nació en 2007, cuando Jorgelina regresó al país luego de vivir seis años en Barcelona, donde conoció y trabajó en un archivo audiovisual “muy grande”, llamado Observatorio de Video no Identificado (OVNI). Fue el puntapié que llevó a Jorgelina, diseñadora y con un postgrado en antropología audiovisual, y a Violeta, periodista, a inmiscuirse en una iniciativa similar en la Argentina.

El archivo de Observatorio Sur se encuentra en permanente intercambio con el de OVNI. De hecho, arrancaron el proyecto local haciendo muestras con películas que llegaban desde España. “OVNI es un archivo muy variado, con más de tres mil películas, que creó un grupo de catalanes y que ya lleva diez años en funcionamiento”, remarcó Violeta. Así que, luego de trabajar en esa experiencia, “Jorgelina llegó a la Argentina en 2007 con la idea de montar muestras. Por otra parte, yo siempre armaba producciones culturales, por lo que unos amigos nos pusieron en contacto”, recordó. Una intención, surgida de distintas necesidades --la diseñadora más desde la búsqueda estética y la periodista desde el compromiso con múltiples realidades--, las unía: “Había ganas de mostrar y, al mismo tiempo, había que juntar material”.

Si bien el intercambio de material con España es fluido, la forma de trabajo del Observatorio Sur es independiente. Una vez que aquí el proyecto se puso en marcha, las chicas abrieron la convocatoria a realizadores, videoartistas, documentalistas y directores de cine de distintos lugares del globo para que enviaran sus trabajos y así formaran parte del archivo, que crece tras cada llamado a participar. De esta manera, no sólo películas argentinas forman parte del listado: hay brasileras, mexicanas, francesas, africanas y españolas, entre una variedad de procedencias.

“Lo que armamos acá es un archivo también de documentales independientes y documentales antropológicos --explicó Violeta--, y también trabajamos con un concepto, que llamamos ‘Recorridos sugeridos’, es decir una selección de obras visuales de acuerdo a un tema y sobre los que vamos montando las muestras.” Así, por ejemplo, organizan el ciclo Espejos y Espejismos, en conjunto con el Museo Etnográfico Juan Ambrosetti de la Universidad de Buenos Aires y el área de estudios sobre Asia y África de la Facultad de Filosofía y Letras, que se realiza en agosto y cumplió tres años. “Las películas contaron con la participación de docentes que venían a ampliar los temas y crear el cine debate”, informó Violeta intentando dar una idea de cómo es la dinámica de cada ciclo. Es que estas actividades, que entran en acción en espacios alternativos como centros culturales, universidades, escuelas o bibliotecas, “no sólo consisten en la proyección del material. El nuestro no es el público que se levanta y se va, como sucede en el cine comercial”, manifestó.

Lo más frecuente en estos encuentros son las “mesas con invitados”. Por ejemplo, se hizo el ciclo Exilio, Desexilios y Resistencia en la Biblioteca Nacional, que relataba a través de las imágenes el éxodo y destierro en distintas épocas y lugares, al que fue invitado el escritor e historiador Osvaldo Bayer. Como estas muestras, el Observatorio Sur ha producido otras que surgen de la iniciativa de las chicas y a las que les buscan financiamiento. También, pueden surgir ciclos a pedido o porque las invitan a participar en algún lugar o evento. Las muestras itinerantes forman parte de otro de los propósitos de Observatorio Sur.

El trabajo de Jorgelina y Violeta no sólo se focaliza en la organización de las diversas muestras, el de la recopilación y selección de películas y en obtener los permisos de los realizadores, sino que también luchan por conseguir los recursos económicos. Tan fundamental como difícil y tedioso. “Estamos en permanente búsqueda de subsidios, hemos obtenido algunos de España para hacer muestras pero, desde el año pasado, con la crisis, es muy difícil. Incluso los que tramitamos en 2010 todavía no los hemos recibido. Así que empezamos a arreglarnos por nuestra cuenta”, apuntó la periodista.

Diversos son los temas que se encuentran en el archivo del Observatorio Sur, pero la coincidencia reside en que son problemáticas con poca o nula difusión. “Por ejemplo, inmigrantes económicos o políticos, aquellos sin papeles y que son perseguidos, conflictos de los países de frontera. También, temas sobre género, con problemáticas como la prostitución, discriminación y violencia. Historias de exilios, pueblos originarios y de personas que viven en la calle”, enumeró Violeta por mencionar sólo algunos. Una película recuerda con especial atención: Zoológicos Humanos, de un antropólogo francés, al que intentaron traer a la Argentina pero no consiguieron quién pagara el pasaje, contó. “Es muy cruda. En ella el cineasta hace todo un recorrido por lo que eran las exposiciones internacionales de alrededor de 1900, en donde se exhibían a los indios africanos y, los europeos los veían a través de las rejas”, relató Violeta.

Por otra parte, la producción propia es uno de las actividades que tienen programadas llevar adelante durante 2011 con Observatorio Sur. El primer paso parece haberse dado. Violeta contó que si bien están en la búsqueda de temas a desarrollar, “Jorgelina estuvo filmando la historia de una mujer de 70 años que vivía en la calle, y que un buen día su hija, luego de buscarla durante tiempo, la encontró y se la llevó a vivir con ella a Bahía Blanca. Una súper historia, incluso con final”. Sin embargo, ambas ya tienen experiencia como realizadoras: cuando se conocieron allá por 2007, cada una tenía su propia película. “Jorgelina hizo una en España, llamada Can Masdeu, que es sobre una casa ocupada, un caserón muy viejo y abandonado en las afueras de Barcelona, donde viven alrededor de veinte personas. Ella estuvo durante tres años filmando el lugar y las historias.” El audiovisual de Violeta, Argenmex, habla sobre la segunda generación de exiliados y nace como tesis de su carrera universitaria. Esta película cuenta un poco la historia de ella y la de otros hijos que nacieron en México durante el exilio de sus padres.

Otra idea es hacer un ciclo argentino en España, además de continuar con las muestras que realizan todos los años. Asimismo, y aunque parezca una cuestión menor, buscan actualizar su sitio web, para que el archivo del observatorio esté ordenado y catalogado por temas, y así poder exhibir el listado del material audiovisual para que quien guste pueda adquirirlo en el Museo Etnográfico de la UBA. También con esto se busca fomentar el objetivo: “Generar un espacio de encuentro, intercambio, debate y reflexión sobre distintas aristas del mundo contemporáneo y sus variadas expresiones culturales, políticas y sociales”.

Publicado en Agencia NAN - [Año 4] Sección: Artículos

viernes, 17 de diciembre de 2010

PRIMER FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE POLITICO.


Buenos Aires – 25 al 29 de marzo – 2011

2010, año del Bicentenario Latinoamericano, se lanzará en la Ciudad de Buenos Aires, la primera edición del Festival Internacional de Cine Político a realizarse del 25 al 29 de marzo del 2011, con el auspicio del INCAA, el Centro Cultural de la Cooperación, la AGRUPACIÓN OESTERHELD, la Red Nacional y Popular de Noticias NAC&POP y AATECO Asociación Argentina de Teledifusoras Pymes y Comunitarias.


Objetivo

Intentamos fomentar el debate, el intercambio de opiniones y la discusión de la vida política nacional e internacional, sobre los temas atinentes al Cine Político y su dimensión.

Fundamentos

El cine político nació con el mismo cine reflejando las luchas sociales – ejemplos son Serguéi Mijaílovich Eisenstein, David Wark Griffith, John Ford – y acompañó el nacimiento y desarrollo del cine argentino.

Es un espejo, que nos muestra la lucha del ser humano por vivir con dignidad, por la supervivencia de la especie, por las condiciones de sometimiento y de libertad. La lucha por los derechos, por la identidad, la complicada descripción de la validez desigual de las clases sociales, la crítica a las instituciones que ejercen el poder y la lucha llevada adelante por un individuo, o un grupo, para denunciar un orden político considerado injusto.

La primera película argentina con trama argumental fue El fusilamiento de Dorrego (1908), a la que le siguieron innumerables films de neto corte histórico-político (en 1917 se realizaba El Apóstol primer largometraje animado de la historia del cine, una sátira al entonces presidente Hipólito Yrigoyen)

Que el Festival transcurra en Argentina no es fortuito. Es un país de relación profunda con el cine, por haber tenido una industria importante durante décadas y haber cultivado un público cinéfilo, seguidor del cine popular y de autor. Pocos públicos como el argentino han dado éxito a autores como Ingmar Bergman, Federico Fellini, Andrei Tarkovsky, todo el neorrealismo italiano, el cine francés de post-guerra, o el del maestro Kurosawa.

La Escuela de Santa Fe de Birri, Hugo del Carril, Gerardo Vallejo, Leonardo Favio, películas como la Patagonia Rebelde, o la ganadora del Oscar, La Historia Oficial, y tantas otras ratifican la importancia del cine político en el séptimo arte argentino.

Nuestro pueblo es un ejemplo en el mundo político por su coraje en juzgar a la dictadura genocida, por su terminante “Nunca más” y por su novedoso “que se vayan todos” para exigir un cambio de modelo.

Hoy, el debate político ha renacido en Argentina y temas como la ley de medios audiovisuales, el fin de los monopolios, la distribución de la riqueza y los derechos humanos han cobrado protagonismo en el pueblo. Como no se veía desde hace 25 años, los jóvenes defienden su derecho a hablar de política. Esa realidad daría una bienvenida calurosa a un festival internacional de cine político.

Por otra parte, la falta de información planificada desde los grandes medios, hace que desconozcamos los procesos políticos de otros pueblos y podamos ver esa realidad sólo a través de los clichés mediáticos.

Los realizadores y productores de cine político y la prensa especializada se sabrán bienvenidos a este festival cada marzo; tendrán en el festival una selección garantizada, sumando además subsedes para que participe toda la comunidad, abriendo camino para ser itinerante.

Planteamos un festival de cine audaz, una mirada que amplíe el pensamiento, que nos nutra y nos identifique, haciendo puentes entre diferentes pueblos, problemáticas y culturas.

A partir de estas reflexiones es que nace la idea de organizar el FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE POLITICO.

El Padrino del festival es el cineasta LEONARDO FAVIO.


Organizan

ICARO Producciones – Palermo Video House – Cooperativa “Que florezcan mil flores”.

El equipo organizador está conformado por profesionales de cine y hacedores del quehacer periodístico. Tiene un Consejo Directivo constituido por Clelia Isasmendi productora de noticias y de documentales, Rosana Salas productora audiovisual y periodística, Jorge Casal, productor, documentalista y cronista internacional de noticias con una larga trayectoria profesional y Osvaldo Cascella productor y editor

audiovisual, escritor y guionista. El diseño y programación del festival

estará a cargo de Clara Isasmendi, con amplia experiencia en el tema.







Estructura del Festival


Constará de una Sección Competitiva, una Sección Paralela, y Debates, Encuentros y Actividades productivas.


I. Sección Competitiva: participarán largometrajes, mediometrajes, cortometrajes, de cariz político o que tengan un punto de vista político sobre la sociedad, ya sean de ficción (vivo o animación) o documental.


II. Sección Paralela: contará con muestras-homenaje a realizadores, a un país y a una época, panoramas del cine nacional y latinoamericano, work in progress y humor político, entre otras.



III: Otras Actividades Paralelas que se prevén: Una de ellas estará dedicada al País Invitado. Teniendo en cuenta que el Festival se propone generar un espacio de discusión, análisis e intercambio, las actividades paralelas estarán centradas en todas aquellas herramientas propicias para llevar a cabo dichos objetivos. Por lo antedicho, entre otras actividades, se realizarán:


a) Una selección de 6 películas que participen del festival para ser debatidas con políticos, periodistas y público en general.

b) Un encuentro con realizadores, sobre la necesidad de generar un debate en la sociedad, de toma de conciencia y compromiso social en los procesos históricos.

c) Talleres interactivos de producción de cortometrajes, con la presencia de humoristas y realizadores.

+ info: www.ficip.com.ar

lunes, 6 de diciembre de 2010

¿Qué cine debería financiar el Estado?




Por Gustavo Fontán
Director de cine y docente.

Es vil no decir que el dinero que el INCAA otorga a las distintas producciones, en cantidades muy diversas según las películas, no sale del erario público sino de un impuesto creado a través de la Ley de Cine.
Circula, desde hace tiempo, en los discursos de algunos medios, una opinión simplificada sobre la distribución del dinero del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales. El argumento dice así: ¿Por qué el INCAA le da dinero, que es nuestro, a películas que no quiere ver nadie? No crean que incurro en una simplificación. No, no hay más argumentación que esta. El otro día en una columna de opinión de un programa radial, un periodista se animó a ir más allá y se preguntaba retóricamente: “¿Si ya existe alguien tan exitoso como Campanella, por qué no concentrar el dinero en sus películas?”
La simplificación no es inocente: quienes construyen estos discursos saben de su eficacia. Estos latiguillos son facilistas y se los reproduce rápidamente. Roland Barthes llama a esta figura retórica cuantificación de la cualidad: “Al reducir toda cualidad a una cantidad se realiza una economía de la inteligencia: se comprende lo real con menos gasto.” Entonces, algo es mejor porque cuesta más, o porque tiene más puntos de rating. El número se transforma en un valor en sí mismo. Una película será mejor, según esta posición, porque tiene más presupuesto o porque la vio más gente. Los números hablan, nos dirán. El argumento, si es que podemos darle estatuto de argumento, es vil de muchas maneras.
Es vil no decir que el dinero que el INCAA le otorga a las distintas producciones, en cantidades muy diversas según las películas, no sale del erario público sino de un impuesto creado especialmente a través de la Ley de Cine: un 10% del valor de la entrada de cine, y el aporte que hace la TV (un porcentaje de lo recaudado en publicidad, a través del AFSCA, ex COMFER).
Es vil no hablar del problema de la distribución. A las grandes cadenas de exhibición, que son empresas multinacionales, no les interesa emitir cine argentino. El mensaje es claro: sólo si hacen algo que se parezca al modelo tendrán un lugarcito en nuestras salas, nos dicen sin palabras, a través de actos evidentes. Lo modélico es la gran estrategia de los discursos hegemónicos. Esto es porque se parece a lo que fue desde siempre, y así será. No comunicar esto, es negar un aspecto clave de la cuestión.
Es vil no decir que las expectativas de difusión de cada película pueden ser diferentes según la producción y según el presupuesto. El teatro, por ejemplo, lo tiene mejor resuelto. Los parámetros de valoración de una obra no están atravesados por la cantidad de espectadores, y mucho menos por un número comparativo: lo que puede ser un fracaso absoluto, en términos comerciales, de una obra que sea vista por 300 espectadores por fin de semana en el Teatro Ópera, puede ser un éxito rotundo en una obra en El Camarín de las Musas. Y nadie se atreverá a reclamarle a una obra de Ricardo Bartís o Daniel Veronese que tenga una cantidad de espectadores similar a la que puede tener una obra, cualquiera, del circuito comercial en calle Corrientes. Cada cosa en su lugar. ¿Y las ayudas del Estado? El teatro también las tiene, pero a nadie se le ocurriría pensar que todas las ayudas posibles deban concentrarse en el teatro de carácter más comercial. Lo que se valora del teatro argentino es justamente su diversidad y su renovación constante.
¿Y si lo pensamos desde la literatura? Podríamos defender que las políticas culturales privilegien en forma de ayuda a los considerados bestseller sólo porque es lo que quiere leer la gente. Los argumentos se caen solos y no resisten el menor análisis. ¿Y por qué cuando se habla del cine estos discursos parecen verosímiles? Pura trampa que nos corre de lo que realmente debe debatirse.
Estoy seguro que en última instancia el problema de cómo repartir el dinero del INCAA es estrictamente ideológico, ya que gira alrededor de una cuestión central: mayor o menor distribución. El tema, aunque con distintas apariencias, es el mismo en distintos ámbitos: ¿Concentración de medios de comunicación o mayor pluralidad? ¿Concentración de la riqueza o una repartición más ecuánime? Lo mismo vale para el cine. ¿El INCAA debe distribuir sus recursos anuales entre cuatro películas o entre doscientas? Podríamos recorrer de esa manera diversos temas de la vida del país e irremediablemente llegaremos al mismo interrogante: ¿el dinero, los medios, el cine, deben estar en manos de unos pocos o en manos de muchos?
Los discursos hegemónicos siempre nos empobrecen. La diversidad de miradas mejora el mundo y nos mejora. Películas diferentes, diversas en temas y estéticas, amplían nuestros horizontes. Es deseable que Juan José Campanellla siga haciendo películas. Pero es absolutamente necesario que Carlos Echeverría, Ana Poliak, Ezequiel Acuña, Lisandro Alonso, Pablo Reyero, Santiago Loza, por nombrar sólo algunos, y también los jóvenes, que propondrán nuevas miradas, nuevas rupturas, y también los muchos directores postergados del interior del país, sigan haciendo o empiecen a hacer cine.
Son tiempos de grandes debates; la realidad nos obliga y nos obligará a tomar posición. Lo que se juega son cuestiones serias de cara al futuro y quiero imaginar un horizonte plural y federal; es la mayor garantía democrática.

FUENTE: DIARIO TIEMPO ARGENTINO.