domingo, 8 de febrero de 2009
Gerardo Vallejo: el cine al servicio de los sectores populares
Entre las figuras más destacadas del cine militante de los 70, junto a los nombres de Pino Solanas y Octavio Getino, está el de Gerardo Vallejo. En él se conjugan la mirada del documentalista, comprometido con su realidad social, y la imaginación del poeta. Pero fundamentalmente su cine, en la tradición de Fernando Birri, encarna la mirada de los sectores populares del interior del país.
Solanas recuerda que Vallejo había cursado en la Escuela de Cine Documental de Santa Fe y que desembarcó en Buenos Aires con un cortometraje llamado Las cosas ciertas. Fue entonces cuando Solanas lo invitó a integrarse al proyecto que estaba poniendo en marcha en ese momento, que era el documental de La hora de los hornos, del que nacería el Grupo Cine Liberación y su preocupación por la búsqueda de un "tercer cine", alternativo a la industria hollywoodense y al cine de elite de los 60.
Una película manifiesta las representaciones sociales de una época, puede revisar y evaluar experiencias vividas, prescribir prácticas; todos estos aspectos pueden reducirse a la doble articulación de la que habla Roger Chartier en su libro Escribir las prácticas: la relación que existe entre las prácticas discursivas –el cine está pensado aquí como discurso- y las prácticas sociales. Por detrás de los intentos –deliberados o no– de un film de modelar las prácticas, hay un contexto social y político que funciona como condición de posibilidad de este discurso.
En este sentido cabe pensar un filme como La hora de los hornos, concebido por sus autores como un “acto para la liberación”, que está hecho para ser interrumpido y propiciar la discusión entre los espectadores. El filme está dividido en tres partes: Neocolonialismo y violencia, Acto para la liberación, dividido a su vez en dos grandes momentos -Crónica del peronismo (1945-1955) y Crónica de la resistencia (1955-1966)-, y Violencia y liberación.
Fragmento de la primera parte de La hora de los hornos (Fernando Pino Solanas, 1968)
Como puede verse en este fragmento, el filme mezcla imágenes del matadero con imágenes publicitarias que aluden al “modo de vida americano”; citas, estadísticas y consignas de acción, entre otros formatos. Incluye también una cita al documental Tiré dié, de Fernando Birri, que esboza la propuesta de un cine militante, nacional y popular. La línea que separa a Birri del Grupo Cine Liberación es la que señalaba Emilio Bernini en un artículo de la revista Kilómetro 111 llamado “La vía política del cine argentino – Los documentales”.
Bernini comentaba allí que el documental de Birri, fiel a su pretensión de objetividad, se queda en la mera mostración y no constituye una guía para la acción, que es lo que caracterizaba al cine militante de los 70. Hay en Birri una confianza en la transparencia de la representación, influida por el neorrealismo italiano, que Bernini critica. La propuesta de Birri está centrada en brindar información contra-hegemónica, es decir, desde la perspectiva de los sectores populares o subalternos, para que cada espectador encuentre la solución que crea más justa.
Un problema esencialmente político
En el año 75 –recuerda Solanas- comienza el exilio de Vallejo, que viaja a Panamá, donde incluso filma con Torrijos. Su gobierno le abre las puertas y filma varios documentales en ese país. El exilio lo lleva luego a España, donde enseña y realiza dos largometrajes. Hacia fines de los 70 trabajó como camarógrafo de Actualización doctrinaria para la toma del poder, la entrevista con el ex presidente Perón, que por entonces vivía en España.
En esos años comenzó el rodaje de su primer filme semidocumental, El camino hacia la muerte del viejo Reales, basado en testimonios de los trabajadores del ingenio Santa Lucía. Cabe destacar también la serie llamada Testimonios de Tucumán, donde Vallejo registra la lucha de los trabajadores de la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera).
Al regresar del exilio, en 1984, rodó en Tucumán El rigor del destino, en la que revisa los conflictos que llevaron a la desactivación de la agrupación que nucleaba a los cañeros de su provincia. Y una década después dirigió Con el alma, un encuentro imaginario entre Don Quijote y Martín Fierro.
A fines del año pasado se estrenó Martín Fierro, el ave solitaria, en la que Fierro simboliza a los sectores populares que sufren las injusticias actuales. Lo que ha hecho –opinó Oscar Castellucci- es escribir y plasmar en imagen "la verdadera vuelta del Martín Fierro”.
Notas relacionadas
Recuerdo de Gerardo, por Fernando Pino Solanas, en Página/12 (08/02/07)
Más información sobre Gerardo Vallejo en cinenacional.com
Bibliografía recomendada
Bernini, Emilio (2001), La vía política del cine argentino. Los documentales en Revista Kilómetro 111, Nº2.
Bernini, Emilio (2004), Politics and the documentary film in Argentina during the 1960s en Journal of Latin American Cultural Studies, Vol. 13, Nº 2.
Autor: Carolina Gruffat
ENTREVISTA A GERARDO VALLEJO
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