sábado, 2 de mayo de 2009

1 de Mayo: Documental sobre el Movimiento Anarquista


La Mano Negra, Memoria de una represión es el tí­tulo del documental que relata la manipulación que existió sobre el movimiento de la Mano Negra, una banda ficticia a la que el Gobierno en el último tercio del siglo XIX le señaló la autorí­a de secuestros y asesinatos en Andalucí­a la Baja para que se convirtieran en excusa para la represión de las fuerzas sindicales anarquistas.

El documental se enmarca en la España en la que el movimiento obrero empieza a desarrollarse en las postrimerí­as del siglo XIX y, aceptado a regañadientes en casi todo el territorio nacional, en Jerez, los terratenientes, viendo peligrar sus privilegios, habí­an decidido combatirlo con todas las armas a su alcance.

Así­, en complicidad con el Gobierno y el Ejército, no dudaron en detener y encarcelar a miles de trabajadores, y en procesar, en un juicio plagado de arbitrariedades, a 17 jornaleros por el supuesto “crimen de la Parrilla” y su pertenencia a una supuesta organización llamada “La mano negra”, que fue para muchos la primera banda armada de la historia de España.

MANO NEGRA Y REPRESIÓN CONTRA LAS ORGANIZACIONES DE OBREROS

En 1878 Andalucí­a, una tierra que no puede seguir soportando la opulencia de unos y la miseria de otros, se convierte en una hoguera. Se queman los cortijos, los olivares, se mata el ganado, se arrancan viñedos, se asaltan comercios, se queman cortijos, se arrasan panaderí­as, se invaden las casas de los terratenientes., etc

A raí­z de estos actos, la FTRE (Federación de Trabajadores de la Región Española) que contaba con unos 30.000 afiliados sólo en andalucia “amonestó” a sus afiliados mediante un comunicado secreto que decí­a lo siguiente:

“Hacéis poco. Tenéis el deber de hacer más. Cuanto encierran los graneros es vuestro. Es el sudor de vuestra frente. Y como es vuestro no debéis pedirlo, debéis tomarlo. El deber de todo revolucionario no es morir de miseria y de hambre, sino levantarse en contra de la injusticia y luchar por la revolución social, individual o colectivamente. Guerra, guerra siempre hasta que abran los ojos a la luz o hallamos triunfado. ¡El que quiera comer que trabaje! ¡Los que no trabajan y a cualquier precio viven del pueblo, roban a los trabajadores! ¡Son ellos los ladrones! ¡Mueran los zánganos! ¡Al agricultor la tierra! ¡Al obrero la fábrica! ¡Al menestral el taller! ¡Viva la Revolución Social!.

Conocido este comunicado por las autoridades burguesas, llenas de temor más que de vergüenza, sometieron a una intensiva vigilancia a los campesinos e internacionalistas conocidos. Al año siguiente se comienza una campaña contra todo tipo de asociación que ellos consideraran ilí­cita, apoderándose de documentaciones, listas de afiliados, estatutos, directrices, propaganda, etc. etc. Entre estos documentos, lógicamente habí­a algunos “clandestinos” y revolucionarios. En una de estas requisas de documentación que se efectuaron en Jerez , se encontró una cantidad de información sobre una sociedad secreta que se auto denominaba “Sociedad de Pobres contra Ladrones y Verdugos. Jerez - Europa Siglo XIX” y que sus miembros, para referirse a ella, la llamaban, “La Mano Negra”.

Del reglamento de La Mano Negra:

“Declaramos a los ricos fuera del derecho de gentes, y declaramos que para combatirlos como se merecen, es necesario y lí­cito que aceptemos todos los medios que mejor conduzcan al fin, incluso el hierro, el fuego y la calumnia”.

Durante los cuatro años siguientes continúa la persecución de los campesinos y federados. La cárcel de Jerez aloja a muchos campesinos y obreros acusados de iniciar la revuelta social.
Pero la situación no cambia en cuanto a la miseria; en Trebujena 400 jornaleros piden pan o trabajo, y asedian al alcalde; la gente subsiste mediante la caza furtiva, y la recolección de frutos y hierbas silvestres, caracoles, etc.

En el año 1883, esta Andalucí­a hambrienta se enaltece cuando se conocen en toda España los hechos protagonizados por La Mano Negra. Las autoridades, contrarrestan las tendencias de apoyo a esa asociación, atribuyendo a la misma aberrantes crí­menes, incluso los de dar muerte a niños, mujeres y ancianos. Se les acusa de querer derrocar al gobierno de la nación, destruir al Estado, y querer pasar a cuchillo a las clases dominantes del paí­s.

Las autoridades y la burguesí­a terrateniente se prestaron junto con la Guardia Civil a reprimir de la forma más brutal todo movimiento o inquietud campesina, toda idea de cambio, y en consecuencia, en pocas fechas, las cárceles de Jerez y Cádiz, se abarrotaron de braceros y obreros. En esta situación, se produce el asesinato del “Blanco” de Benaocaz, que fue el que desencadenarí­a el proceso a la Mano Negra.

La Guardia Civil de Jerez de la Frontera, presionada por unos terratenientes molestos por el auge de las organizaciones campesinas de carácter revolucionario, detuvo en diciembre de 1882, en la localidad gaditana de San José del Valle, a 16 miembros de la FTRE acusados de asesinato. En los registros, la policí­a se incautó del reglamento de la asociación, identificada por el sí­mbolo de una mano negra. La misma suerte corrieron campesinos de otras regiones andaluzas: llegó a haber 2.000 presos en Cádiz y 3.000 en Jerez.

De mayo a junio de 1883 se celebraron tres procesos contra presuntos miembros de esta organización, con el resultado de siete ejecuciones sin ninguna prueba. Entre los ajusticiados se hallaba el presunto cabecilla de la Mano Negra, Pedro Corbacho.

KINOKI

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